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En la génesis del Estado mexicano hubo varios sacerdotes católicos que formaron parte del Congreso Constituyente de 1824, el cual declaró religión de Estado a la católica, apostólica y romana. Este artículo describe los aspectos más sobresalientes de la biografía de uno de esos clérigos que defendió la Independencia de la Nueva España y soportó encarcelamientos de los cuales se libró varias veces mediante la fuga. Servando, nació un 18 de octubre, en Nuevo León y contribuyó al debate del sistema federal que se implantó en la Constitución de 1824, y, además, propició el cuestionamiento de las ideas religiosas imperantes durante el virreinato en la Nueva España.
Héroe nacional
El 19 de enero de 2023, el Diario Oficial de la Federación publicó un decreto de reformas a la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, estableciendo, en el artículo 18, la disposición de que la bandera de México se debe izar a toda asta en los edificios públicos el 18 de octubre, por el natalicio de Servando Teresa de Mier, ocurrido en 1765, en la actual Monterrey, Nuevo León. Este hecho amerita hacer un breve recuento de las causas que hicieron trascendente al sacerdote dominico en la historia de nuestro país.
Fugitivo, político e intelectual
El joven regiomontano realizó sus estudios eclesiásticos en la Ciudad de México, y obtuvo el grado de doctor en teología. Por sus dotes de excelente orador, Teresa de Mier fue elegido, en 1794, para pronunciar un sermón en la celebración que anualmente se hacía el 12 de diciembre para festejar a la virgen de Guadalupe. El sacerdote tuvo la idea de exponer en su alocución un conjunto de datos que contradecían la versión oficial de la iglesia sobre las apariciones de la virgen, y planteó que la tela en donde está plasmada la imagen mariana era la capa del apóstol santo Tomás, no la tilma del indígena Juan Diego. Servando afirmó que dicho apóstol había venido a tierras americanas a evangelizar, siglos antes de la llegada de Colón.
Esas afirmaciones cuestionaban la novedad de la función evangelizadora de la iglesia católica que llegó a nuestro territorio en el siglo XVI, lo cual fue una justificación para realizar la conquista, por ello, Teresa de Mier se hizo acreedor a una condena que consistió en enviarlo preso a España durante diez años, teniendo prohibido instruir, predicar y confesar. Antes de ser trasladado a la Península Ibérica, el dominico estuvo recluido dos meses en el Castillo de San Juan de Ulúa, en Veracruz. Además de sus actividades políticas y legislativas, se distinguió como historiador, de hecho, sus escritos son considerados de los primeros textos de historia de la Guerra de Independencia. Sus más importantes obras fueron: Historia de la Revolución de Nueva España (publicada en Inglaterra, en 1813), este libro se sustentó en diversos documentos y cartas que desde la Nueva España llegaban a Londres para Mier, enviados en forma clandestina por los propios Insurgentes y otros simpatizantes del movimiento libertador, también Miguel Ramos Arizpe compartía la información que recibía en España.
Servando también publicó Cartas al cronista de Indias, doctor don Juan Bautista Muñoz sobre la tradición de nuestra Señora de Guadalupe y Memorias. En Europa, escribió para el periódico El español, a través del cual difundió unas cartas con su opinión sobre la Guerra de Independencia que se estaba desarrollando en la Nueva España, textos que Andrés Quintana Roo difundió en un periódico del ejército comandado por Morelos.
En su estancia en Europa, Teresa de Mier estudió las obras de Fray Bartolomé de las Casas, religioso dominico que se dedicó a la evangelización de los indígenas en la región de lo que hoy es el estado de Chiapas. Servando se fugó de la primera prisión que se le asignó en Santander, España, después, fue aprehendido nuevamente y se le internó en el convento de San Pablo de Burgos, desde donde comenzó una relación epistolar con Juan Bautista Muñoz, cronista de Indias, a quien conocería posteriormente cuando el sacerdote estuvo en Madrid, porque se le permitió trasladarse a esa capital para apelar a la sentencia que se le dictó en la Nueva España. Según afirmó fray Servando, el cronista de Indias le permitió leer la Historia de las Indias, que era un texto inédito de fray Bartolomé de las Casas. Tiempo después, el clérigo neoleonés haría una edición de la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, obra por la cual es ampliamente conocido De las Casas.
En Europa, Servando se integró en una sociedad secreta formada por promotores de la Independencia de lo que hoy son los países latinoamericanos, también se dedicó a visitar bibliotecas y a escribir. En 1817, emprendió su regreso a Nueva España en la expedición de Xavier Mina (originario de Navarra, España), para fortalecer a los Insurgentes que seguían en pie de lucha bregando por la Independencia. Tras una escala en Estados Unidos de Norteamérica, Mina y Teresa de Mier desembarcaron en Soto la Marina, Tamaulipas. El sacerdote volvió a ser apresado (en las cárceles secretas de la Inquisición) y se le instauró un nuevo juicio. Tras una intensa campaña militar, Mina fue fusilado el 21 de noviembre de 1817, en Silao, Guanajuato. En 1821 Teresa de Mier recibió como castigo el exilio en España, se le trasladó a la cárcel de San Juan de Ulúa, Veracruz, desde donde emprendería la marcha a Europa, pero en el trayecto llega a Cuba con el argumento de estar enfermo, por lo que algunos amigos pudieron liberarlo y lo enviaron a Estados Unidos de Norteamérica, desde donde promovió la causa de la Independencia. Terminada la guerra, fue opositor al Imperio de Iturbide, y cuando este abdicó, fray Servando, en su calidad de legislador, estuvo en contra de que se le otorgara una pensión al consumador de la Independencia.
En el campo jurídico, la presencia de Teresa de Mier sobresalió por su posición disidente durante la creación del Acta Constitutiva de la Federación Mexicana y de la Constitución de 1824, pues como diputado por Nuevo León defendió el sistema republicano moderado. Fray Servando afirmaba que era riesgoso establecer en el documento supremo que los estados de la federación eran soberanos, pues ello alentaría la tendencia separatista de algunas entidades. El 11 de diciembre de 1823, el sacerdote neoleonés pronunció un discurso que se conoce como Profecía de la federación, en él hizo críticas a los artículos 5o. y 6o. del Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, pues alentaban que las provincias se hubieran:
Convertido en liga de potencias la federación de nuestras provincias. Dese a cada una esa soberanía parcial, y por lo mismo ridícula, que se propone en el artículo 6o., y ellas se la tomarán muy de veras. Cogido el cetro en las manos, ellas sabrán de diestro a diestro burlarse de las trabas con que en otros artículos se pretende volvérsela ilusoria. Sanciónese el principio que ellas sacarán las consecuencias y la primera que ya dedujo expresamente Querétaro, es no obedecer de V. Sob. Y del gobierno sino lo que les tenga cuenta. Zacatecas instalando su congreso constituyente, ya prohibió se le llamase provincial. Jalisco publicó unas instrucciones para sus diputados que eluden la convocatoria, y contra lo que en ésta se mandó, tres provincias limitaron a los suyos los poderes, y estamos casi seguros de que la de Yucatán no será tan obediente. Son notorios los excesos a que se han propasado las provincias desde que se figuraron soberanas. ¿Qué será cuando las autorice el Congreso general? ¡Ah! Ni en éste nos hallaríamos si no se les hubiera aparecido un ejército.
Un final honroso
La característica de la personalidad del sacerdote fue la rebeldía de pensar, la que lo llevó a plantear públicamente sus ideas y defenderlas, aunque ello le costara perder la libertad en múltiples ocasiones. Su predicción en el sentido de que el régimen político establecido en la Constitución sería la puerta de entrada para sublevaciones y movimientos separatistas se cumplió.
Servando Teresa de Mier dejó de existir el 3 de diciembre de 1827 y sus restos mortales fueron sepultados en el Convento de Santo Domingo, ubicado en el centro de la Ciudad de México. Los últimos años de su vida moró en el Palacio Nacional a donde fue invitado por el propio presidente Guadalupe Victoria. El Congreso mexicano le otorgó una pensión como reconocimiento a su trayectoria de defensor de la emancipación de sus conciudadanos.
Hechos y Derechos, vol. 16, núm. 87, mayo-junio de 2025, es una publicación bimestral editada por la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México, por medio del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria, C.P. 04510, Ciudad de México, Tel. (52) 55 56 22 74 74, http://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/hechos-y-derechos. Editor responsable Imer Benjamín Flores Mendoza. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo núm. 04-2014-052217121400-203, otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, ISSN (versión electrónica): 2448-4725. Responsable de la última actualización de este número: Coordinación de Revistas del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Ricardo Hernández Montes de Oca, Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria, C. P. 04510, Ciudad de México, fecha de la última modificación: junio de 2025.
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