¿De qué manera el movimiento de la diversidad sexo—génerica ha logrado tener una importancia significativa en los últimos años? En México, los movimientos por los derechos de las poblaciones LGBTTTI+ han avanzado significativamente en las últimas décadas, logrando importantes logros, tanto legales como sociales. Sin embargo, esta lucha no está exenta de desafíos. Es indispensable analizar la pérdida progresiva de la memoria histórica que rodea estos movimientos; considerar que, la falta de preservación y reconocimiento de la memoria histórica, puede debilitar algunos avances logrados, y a su vez, comprometer el futuro y la garantía de derechos para la comunidad LGBTTTI+. Para responder la pregunta inicial, es necesario hacer un repaso por los diferentes actores y diferentes colectividades que han logrado posicionar este tema, como un punto central en la lucha por los derechos humanos en nuestro país, y de esa misma forma, comprender cómo estas memorias se han perdido. 

El 17 de noviembre de 1901 la policía de la Ciudad de México hace una redada en una casa de la calle de la Paz en la colonia Tabacalera, donde un grupo de jóvenes homosexuales realizaba una fiesta privada en la que la mitad de ellos iba vestido de mujer. Como castigo, los participantes son enviados a Yucatán para someterlos a trabajos forzados como cocineros, peones y lavaderos en uno de los batallones del ejército que peleaba contra los indios mayas durante el gobierno de Porfirio Díaz. (Hernández, 2001) 

Este acontecimiento histórico “sacaría del closet” al movimiento de la diversidad sexo-genérica en México, a su vez marcaría precedentes culturales en la escena homosexual en el país. Esta noticia escandalosa le daría visibilidad a la diversidad sexual, de una forma ridiculizante y discriminatoria; los periódicos se bufaban de las 41 personas de aquella fiesta, llamándolos jotitos y degenerados. Aun así, con todo esto, se estaría formando la figura homosexual en la cultura mexicana, con el tiempo, cada vez más personas hablarían de este tema, la discriminación y criminalización tomarían un fuerte papel, y con ello una violencia estructural; en conjunto sociedad y estado, constituiría lo que fueron Las Razzias, redadas policiales orquestadas por la misma dirección de policía de la Ciudad de México, donde personas de la diversidad sexual fueron encarceladas, torturadas y humilladas, una fuerte represión ejercida por un sistema de poder, que no solo quedaría ahí, si no que en conjunto con los diarios y medios de comunicación exhibirían a las personas que eran encontradas en eventos ocultos donde podían mostrarse como querían, y pasaban a tomar las planas principales de periódicos obligándoles a mostrarse vestidos de mujer para ridiculizarles, muchos de ellos perderían familias y trabajos gracias a eso. 

Siguiendo el curso de una sociedad dinámica que respondía a las formas de opresión y las transformaciones nos damos cuenta cómo es que durante los años sesenta muchos movimientos sociales empezaron a verse más conscientes con respecto a lo que el capitalismo y el sistema patriarcal representaba, entre estos movimientos nacen las luchas de emancipación de la mujer y de la libertad sexual. Sabemos bien que el 68 es un año crucial en la historia contemporánea de México, pues sus movimientos estudiantiles, marcaron un antes y un después en la dinámica de la conciencia social mexicana. Con todo ello entendemos que, durante las movilizaciones estudiantiles del 68, fueron las “principales’’ universidades del país las que encabezaron las luchas, sin embargo, poco se habla de los actores colectivos que también participaron ahí, personas homosexuales y lesbianas que tomaron y encabezaron estos espacios de lucha, dichos sectores combativos que reconocían que se encontraban dominados por diferentes sistemas se siguieron organizando, colectivizando. Hasta que se crea el FHAR (Frente Homosexual de Acción Revolucionaria) uno de los frentes de liberación sexual más importantes en México, siguiendo el ejemplo del Frente Francés (Front homosexuel d’action révolutionnaire) y el de los movimientos sociales que desde hace ya unas décadas habían tenido un boom en la dinámica social del país. 

Es en la década de los 70’s donde dicho frente toma más fuerza, cada año en la conmemoración del aniversario de la Revolución Cubana (que tiene sus orígenes y cimientos en un fuerte sentimiento de izquierda), el frente marchaba y tomaba más visualización dentro de la izquierda mexicana. Con todo esto, era lo que el FHAR buscaba, hacer notar que el sistema capitalista cis-hetero patriarcal dominaba y limitaba diversas formas de expresar la sexualidad. Es importante también saber que si bien al FHAR se le atribuyen los momentos fundacionales del movimiento LGBT+ en México, lo cierto es que, desde 1975, se tiene registro de colectivos de lesbianas que comenzaron a organizarse, al ser rechazadas en el movimiento feminista heterosexual (Ulises, 2020) Esto nos hacer ver una fuerte presencia de las mujeres en los movimientos LGBT; situación que, hoy en día, ha quedado a un lado, pues con el tiempo, el mismo movimiento ha sido equiparado en su mayoría por hombres homosexuales. 

Una de las principales representantes del frente fue Nancy Cárdenas, locutora, actriz y activista chihuahuense, una referente para que el FHAR pudiera tomar espacio. Cárdenas fue la primera mujer en declararse lesbiana públicamente, pues hablo de su orientación sexual en el noticiero de mayor alcance nacional en ese momento. Su legado es indiscutible, incluso se sabe que, las primeras reuniones del Frente de Liberación Homosexual, otro frente homosexual de izquierda que estuvo combatiendo en México, tuvieron lugar en su casa. Nancy tenía un liderazgo que la caracterizaba, y marcó un precedente para el desarrollo de los derechos de las personas de la diversidad sexual en México. 

Otro referente que se menciona, en gran medida, es a Carlos Monsiváis, se sabe que protagonizó los momentos que revolucionaron el activismo en pro de los derechos LGBT+. Con sus textos, sus manifiestos y con los espacios que abrió para la circulación de ideas, el escritor visibilizó problemas como el acoso y los abusos por parte de la policía que enfrentaba la comunidad gay en su tiempo. También fue precursor del activismo en defensa de las personas que viven con VIH. Incluso plasmó en sus escritos los aportes de la comunidad LGBT+ a la cultura mexicana. (Ulises, 2020). Pero, más que hablar de referentes y personas, sabemos que todos estos esfuerzos por luchar contra un sistema autoritario y represivo, fueron por las colectividades organizadas, y también por esos héroes anónimos que no se mencionan; pero —quizá— murieron a manos de policías, militares o incluso civiles. Muchos esfuerzos fueron unidos, rescató a colectivos, como el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, el Frente de Liberación Homosexual, el Grupo Lambda de Liberación Homosexual y el Grupo Autónomo de Lesbianas Oikabeth, que juntaron sus esfuerzos para que, el 17 de Junio de 1979, se realizara la primer marcha del orgullo LGBT+ en México, naciendo de un contexto combativo y de resistencia, con ideas de izquierda que abogaba por que la lucha es también en contra de este sistema capitalista, patriarcal y opresor en el que vivimos. Pero, ¿qué ha pasado en la actualidad? La marcha que nace combativa y revolucionaria, con consignas como «¡No hay libertad política, si no hay libertad sexual!» y «¡Sin libertad sexual, no habrá liberación social!» «¡Lo personal es político!» Terminó convirtiéndose en una marcha encabezada por las grandes empresas capitalistas. 

La marcha, que se realiza en junio cada año en la Ciudad de México, ha perdido el sentido de lo que realmente fue. Los frentes encabezados por Nancy Cárdenas y Carlos Monsiváis, que luchaban contra cualquier forma de opresión que el sistema capitalista puede imponer sobre nosotros; las formas hegemónicas de ser hombre, o de ser hombre homosexual, ahora marchan con empresas como Google, Facebook, Coca-Cola, Sabritas, etc., y con miles de hombres blancos, cisgénero, heteronormados; estos mismos actores han buscado ser protagonistas de los movimientos, y el capitalismo ha buscado adaptarse a ellos —lo que hoy en día es conocido como Capitalismo Rosa—. Sin embargo, es necesario recuperar la memoria histórica del porqué se sale a luchar cada año, ya que, en un orgullo blanco donde todo es festejo, las personas que no respondemos a una hegemonía somos hechas a un lado; y no toma en cuenta a personas racializadas o de un nivel socioeconómico bajo, como tampoco a los que rompemos con la heteronorma y con los sistemas binarios. Hoy es bueno preguntarse. ¿la lucha ha sido ganada? Basta con buscar datos de transfeminicidios o crímenes de odio por LGBTfobia en cada estado del país. Recordar a personas importantes que marcaron precedentes, y hoy ya no están con nosotros, como le magistrade Ociel Baena Saucedo, y ver que la lucha no está ganada, incluso seguimos sufriendo lo que implica ser subordinados al mismo sistema. 

Hoy, rescato los esfuerzos, desde las ciencias sociales —en específico desde la antropología— que están buscando recuperar la memoria histórica de nuestro gran caminar Por ejemplo, ENAHMBIENTE, colectivo LGBTTTI+ de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, que se esfuerza por recuperar la existencia de las personas de la diversidad sexual en la escuela —y en el INAH mismo; también rescato colectivos como AMD (Archivo y Memorias Diversas), fundado en el 2008 por estudiantes de la ENAH, reconoce la necesidad de recuperar archivos del Movimiento de Liberación Homosexual, así como de las personas de la población de la diversidad sexo-génerica, ya que la mayoría han sido destruidos o se han dispersado, lo que significa la pérdida de gran parte del acervo histórico del movimiento, y de estas poblaciones en el país; esto, buscando crear un espacio de diálogo, reflexión, crecimiento y comprensión de los procesos y necesidades de dichas poblaciones. Es importante preguntarnos, ¿el camino que el movimiento está tomando responde a las necesidades y los acechos que hoy sufrimos? ¿o está respondiendo a los intereses de unos cuantos? De los que les gusta vender y convertir todo en una gran fiesta, para evadir lo difícil que es existir en este sistema como una persona diversa. Es necesario seguir nombrando y velar por la justicia de las personas que nos han precedido —y que por una razón evidente ya no se encuentran con nosotros—; reflexionar en torno a la diversidad, desde una perspectiva interseccional, y de esta forma, organizarnos desde lo colectivo, reconociéndonos como actores de cambio frente a una ultraderecha fundamentada en discursos conservadores y religiosos, que está ganando cada vez más peso en Latinoamérica. Hoy, más que nunca, es pertinente saber que, la historia de la lucha LGBTTTI+ en México, no sólo se trata de un relato de resistencia, sino también de una guía que nos orienta hacia un futuro de igualdad de derechos para todxs.

Bibliografía

Hernandez, P. (2001). El performance de la sexualidad en ‘El baile de los 41 maricones. UNAM. 

Ulises, E. (2020). Frente Homosexual de Acción Revolucionaria: ¿Primer movimiento LGBT+ en México?. Homosensual. https://www.homosensual.com/cultura/historia/frente-homosexual-de-accion-revolucionaria-primer-movimiento-lgbtq-en-mexico/