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Introducción
El cambio climático y el calentamiento global son causantes de fenómenos meteorológicos extremos que afectan a regiones y comunidades, acentuando pobreza y vulnerabilidades sociales importantes. Las Naciones Unidas han desplegado grandes esfuerzos en diseñar políticas que enfrenten estas crisis ambientales a niveles de la comunidad internacional, más allá de discriminar entre Estados más responsables proporcionalmente de estos daños planetarios, que otros (Estados Unidos, China, India y la Unión Europea).
Por ello, el desarrollo sostenible y la triple sostenibilidad (económica, social y ambiental) son hoy en día las tareas que orientan la Agenda 2030 del Acuerdo de París de 2015, que 193 países se obligaron a cumplir para aminorar y remediar los múltiples efectos contaminantes de gases de efecto invernadero y carbonización productiva actual.[i] En dicho escenario, la economía circular de la actividad minera constituye aspectos de interés especial, para contribuir a las políticas públicas sostenibles en nuestra región latinoamericana. Es viable, además, señalar, que al año 2050 se requerirán más de tres mil millones de toneladas de minerales y metales para transitar hacia el uso masivo de energías renovables (eólica, solar, geotérmica e hidrogenas) y cumplir así con la sostenibilidad programada y bajo efectos de la extendida inteligencia artificial.
A describir en parte y analizar sus efectos generales, están destinadas las siguientes reflexiones.
La minería en México
México, que se caracteriza por ser un país minero, junto a Perú conformaron fuentes importantes de la riqueza colonial de España. La minería actual mexicana se divide principalmente en dos grandes categorías: metálicos y no metálicos, con un pequeño segmento de minerales energéticos como el petróleo, gas y carbón. Entre los metálicos, destacan: plata, oro, cobre, zinc, litio, hierro, molibdeno, ocupando a nivel mundial lugares importantes siendo en la plata el primer productor del mundo. Entre los no metálicos, destacan: fluorita, varita, yeso, sal, silicio, feldespato y caolín.
Conviene señalar que, en general, México es un exportador de minerales al mercado mundial y especialmente dichos commodities van a los mercados de Estados Unidos, Canadá, Alemania y China.[ii] Y su producción y transformación a nivel interno se orientan a la electrónica, la joyería y la metalurgia en general, mientras los no metálicos se destinan a la industria química y a la construcción. Por su parte, el carbón mineral se destina minoritariamente como energético a la generación de energía, y en general el petróleo es sector clave en la generación de energía.
Los principales grupos mineros de México son Grupo México, Grupo Bailleres, Fresnillo, Frisco, que en general controlan alrededor del 40% de la producción nacional; por otra parte, el 70% de la Inversión Extranjera directa en minería, la conforman más de 150 empresas con capital canadiense, que participan en cerca de 200 proyectos mineros ubicados en los estados de Sonora, Zacatecas, Guerrero, Durango y Chihuahua.[iii]
El extractivismo minero
La sociedad actual enfrenta desafíos derivados del crecimiento demográfico y económico que requieren cada vez más materias primas, incluidos los productos mineros. Dicha demanda plantea a los países de la región retos tanto a nivel tecnológicos como sociopolíticos y ambientales. En efecto, a medida que se explotan los yacimientos mineros, la concentración o pureza de minerales disminuye; ello implica que es necesario extraer y procesar cantidades mayores de minerales, para obtener suficiente materia prima, lo que se asocia con un mayor consumo de energía y agua como también con la generación masiva de desechos o residuos, que a veces van a conformar las presas de jales según la legislación mexicana (en México hay 568 presas de jales sin control alguno).[iv]
Por tales razones, la industria minera requiere de alternativas tecnológicas para extraer y procesar los minerales de manera eficiente, y se busca minimizar los aspectos ambientales de la extracción en plantas concentradoras con respeto a los entornos comuneros y vecinales.
Otro aspecto para considerar en la minería es que el otro eslabón, la metalurgia, generalmente se encuentra en puntos lejanos de los productores, con lo cual el principio de proximidad impide cerrar bucles de material, creación clave para la circularidad, reparación reúso o reciclaje de bienes o insumos.
Para abordar los desafíos antes mencionados en la producción de materias primas, el concepto de economía circular (EC) ha ganado fuerza recientemente en la formulación de políticas, ya que apunta, en términos generales, a lograr el desarrollo económico respetando las limitaciones de recursos. A diferencia de la economía lineal tradicional de extraer, fabricar, consumir y disponer, la EC busca respetar los límites ambientales aumentando la proporción de recursos renovables o reciclables, reduciendo así el consumo de materias primas vírgenes y energía, reorientando y rediseñando los procesos a lo largo de la cadena de valor. Si se implementa correctamente una EC también reducirá las emisiones y la pérdida de recursos. En otras palabras, la EC busca desacoplar el crecimiento económico del consumo de materiales vírgenes.
El Foro Económico Mundial, recientemente publicó un reporte que establece 17 metas que la industria minera mundial debe alcanzar para cooperar con el desarrollo sustentable para el año 2030. Tales metas incluyen aspectos de inclusión social, sostenibilidad ambiental y desarrollo económico, así, por ejemplo, la meta 11, sobre minería y ciudades sustentables, incluye la reprocesamiento de relaves y el reciclaje de residuos. La meta 12, sobre consumo y producción responsable en minería, incluye la reducción del consumo de agua, tierra y energía, minimizando la generación de desechos mineros.
Estas metas están ligadas a la economía circular, que, en la minería, se podrían distinguir dos grandes áreas o sectores: A) el tema de los relaves, proximidad, reciclaje y recuperación, y B) complementos en insumos y servicios mineros, relacionados con contratistas y prestadores de servicios, vinculados a la producción y extracción minera.
En cuanto a los relaves, “un enfoque holístico para gestionar los relaves es necesario, el que debería considerar una jerarquía en la que primero se considere la reducción de la cantidad de relaves producidos, luego reprocesar los relaves para obtener algunos elementos de interés. Si esa opción no es posible, siguiendo un orden jerárquico, los relaves pueden ser valorizados como un material más económico como por ejemplo material de construcción, cerámicos o usado como material de relleno, la disposición de relaves en un depósito debe ser la última opción a considerar, la cual debe ser llevada de forma responsable”.[v]
Con los avances tecnológicos, los relaves están adquiriendo una revaloración interesante, pues se ha detectado la existencia de materiales críticos, incluyendo tierras raras, con lo cual se abre un potencial de elementos secundarios posibles, bajo el método de la economía circular.[vi]
En efecto, los minerales registrados en estos depósitos generalmente abandonados en la región son las mencionadas tierras raras, cobalto, cadmio, litio, manganeso, niobio, lantano, etcétera. Se ha observado que, en proceso hidrometalúrgicos, es posible utilizar la recuperación de tierras raras, como integrantes de los llamados materiales críticos.
Esta vertiente de la actividad minera está siendo evaluada por los estudiosos de la circularidad minera, a efectos de evaluar su extensión, aunque por el momento, las cantidades a recuperar de estos materiales secundarios se perciben poco costeable.
Complementos de circularidad en la actividad minera
Los residuos industriales que se obtienen de las faenas mineras tienen un gran volumen, lo que guarda relación con el tamaño de las minas, la cantidad de trabajadores involucrados y la magnitud que implica la minería del país. De no manejar correctamente estos residuos, pueden convertirse en pasivos ambientales con un gran impacto en el medio ambiente. Por este motivo, tanto mineras, como empresas proveedoras y emprendedores, han unido sus esfuerzos para avanzar en la economía circular, convirtiendo lo que antes habría sido solo contaminación, en nuevas materias primas y productos. Esto se puede comprobar en el trabajo que realizan en Aceros AZA, Ecocitex y Arrigoni Ambiental NFU, con la chatarra ferrosa, textiles y neumáticos de la minería, respectivamente. [vii]
La economía circular ha emergido como una de las estrategias más eficaces para abordar los desafíos ambientales y económicos que enfrentan los sectores industriales intensivos, como la minería. Frente al modelo lineal tradicional de “extraer, producir y desechar”, la economía circular propone cerrar los ciclos de producción mediante la reducción, reutilización, reciclaje y valorización de los residuos. En este contexto, Chile, uno de los países con mayor actividad minera a nivel mundial, ha comenzado a posicionarse como un referente latinoamericano en la adopción de modelos circulares, particularmente en lo relativo a la valorización de residuos mineros.
La minería, en efecto, es una industria que genera una gran cantidad de recursos y, también, genera una serie de externalidades que, de no ser manejadas adecuadamente, pueden ser negativas. Considerando la importancia que tiene cuidar el medio ambiente y generar prácticas de sostenibilidad, existen diferentes iniciativas que se han hecho cargo del manejo de residuos que se generan dentro de las obras. Esta condición ha generado un crecimiento sostenido del sector minero, pero también una acumulación importante de pasivos ambientales: residuos sólidos, chatarra, relaves, neumáticos y ropa de trabajo, entre otros. La transformación de estos desechos en nuevos insumos, mediante procesos circulares, no solo permite mitigar su impacto ambiental, sino que además promueve la eficiencia productiva, la innovación tecnológica y la generación de empleo verde.
En este escenario, se analizan tres experiencias emblemáticas de economía circular en la minería chilena: la valorización de chatarra ferrosa con Aceros AZA, el reciclaje textil impulsado por Ecocitex en colaboración con Minera Antucoya, y la transformación de neumáticos fuera de uso (NFU) mediante pirólisis por la empresa Arrigoni Ambiental NFU. Estos casos demuestran que la transición hacia un modelo circular en la minería no solo es deseable, sino factible y altamente beneficiosa.[viii]
Valorización de chatarra ferrosa: el caso de Aceros AZA y Codelco
Uno de los ejemplos más avanzados de economía circular en Chile es la alianza entre Aceros AZA y la División El Teniente de Codelco. Esta división, una de las más emblemáticas de la minería estatal chilena, ha establecido una Unidad de Economía Circular con la meta de valorizar al menos el 65% de sus residuos industriales para el año 2030. Esta meta se enmarca en una política más amplia de sostenibilidad que incluye la gestión del agua, la eficiencia energética y la descarbonización.
Aceros AZA es una empresa líder en la producción de acero a partir de chatarra ferrosa reciclada, y ha colaborado con Codelco para procesar más de 60,000 toneladas de chatarra provenientes de sus operaciones. Esta chatarra es transformada en productos de acero nuevos, como barras y pernos, que regresan a las faenas mineras, cerrando así el ciclo productivo. Además de reducir la extracción de recursos vírgenes, este proceso contribuye a disminuir la huella de carbono del sector minero y a fortalecer la economía local.
La eficiencia del modelo de AZA radica en su capacidad para transformar residuos metálicos en productos de alta calidad sin necesidad de recurrir a hornos de fundición convencionales, gracias al uso de hornos eléctricos que operan con energías renovables. Esta innovación ha permitido que AZA tenga una de las huellas de carbono más bajas del mundo en su rubro, con solo 0.22 toneladas de CO₂ por tonelada de acero producido.
El acero es un material altamente reciclable, lo que lo convierte en un elemento clave en la transición hacia una economía circular. Desde 2019, AZA ha recolectado más de un millón de toneladas de chatarra, de las cuales un 75,000 provienen directamente de la minería. Este porcentaje aún tiene margen de crecimiento, lo que representa una oportunidad importante para ampliar el impacto de estas prácticas circulares en el país.
Ropa de faena: reutilización de textiles
Otro ejemplo notable es el proyecto “Antucoya por una tonelada de ropa”, desarrollado por Minera Antucoya, parte del grupo Antofagasta Minerals, en conjunto con Ecocitex. El proyecto consistió en recolectar ropa en desuso utilizada en las faenas mineras, la cual suele ser desechada pese a estar fabricada con materiales duraderos. Minera Antucoya logró reunir más de mil kilos de textiles industriales, que fueron procesados por Ecocitex para convertirse en frazadas, pieceras y otros productos de utilidad tanto para la empresa como para comunidades vulnerables.
Ecocitex clasifica los textiles según su estado de conservación y composición. Las prendas que aún están en buen estado se limpian y reutilizan. Aquellas con fibras útiles son convertidas en hilados que permiten la confección de nuevos productos, y las que no pueden ser hiladas se transforman en rellenos textiles. Este proceso permite ahorrar grandes cantidades de agua —hasta 27,000 litros por tonelada reciclada— y evita la emisión de 5.8 toneladas de CO₂ por tonelada tratada.
Además del impacto ambiental, este proyecto incorpora un fuerte componente social, ya que promueve y contribuye a la economía local. La experiencia demuestra que es posible construir cadenas de valor circulares que beneficien a múltiples actores, desde las empresas hasta las comunidades.
Neumáticos fuera de uso: solución circular
El reciclaje de neumáticos fuera de uso (NFU), especialmente aquellos utilizados por la gran minería —neumáticos OTR (Off The Road, neumáticos que han sido diseñados para trabajar en condiciones adversas) que pueden superar los cuatro metros de altura—, representa uno de los desafíos más complejos en la gestión de residuos industriales. Estos neumáticos tardan más de 500 años en degradarse y, al ser desechados en vertederos o espacios abiertos, pueden generar incendios tóxicos y contaminación del suelo y agua.
En este contexto, la empresa Arrigoni Ambiental NFU ha desarrollado una solución innovadora basada en la pirólisis, un proceso termoquímico que descompone el caucho a altas temperaturas en ausencia de oxígeno. A través de este método, es posible obtener tres subproductos principales: aceite pirolítico (utilizado como combustible), carbón black (reutilizable en la industria del caucho) y acero. Además, el gas residual generado durante el proceso se emplea para abastecer energéticamente la misma planta, haciendo el sistema autosustentable.
La planta de Arrigoni tiene capacidad para tratar más de 500 toneladas mensuales de neumáticos, y actualmente trabaja con clientes como Antofagasta Minerals y Codelco División El Teniente. Este modelo ha permitido establecer una economía circular robusta que, además de mitigar los impactos ambientales, genera insumos con valor comercial.
Beneficios de la economía circular en la minería
El tránsito hacia una economía circular en la minería genera beneficios de orden económico, ambiental y social. A nivel económico, se reducen costos operativos mediante la reutilización de materiales, se diversifican las fuentes de ingresos y se estimula la innovación tecnológica. Ambientalmente, se disminuyen los pasivos contaminantes, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y se optimiza el uso del agua y la energía. Socialmente, se generan empleos verdes, se fortalecen las comunidades locales y se promueve una cultura de sostenibilidad.[ix]
Así como reducir la tasa de dilución minera y pérdida de mineral, mejorar la tasa de recuperación del procesamiento de minerales, reducir el volumen de residuos y aguas ácidas, inertizar residuos, extender la vida útil de los productos extraídos, recuperar y reciclar los materiales extraídos que tengan valor para ser integrados a la cadena de suministro, (recuperación de material en relaves).
Además, este enfoque favorece el cumplimiento de compromisos internacionales, como la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular los relativos a producción y consumo responsables (ODS 12), acción por el clima (ODS 13) e industria e innovación (ODS 9).
La minería urbana
Entre los sectores más vinculado a la economía circular, conceptualmente, ubicamos a la minería urbana que, en niveles irregulares, encontramos experiencias diversas. Se trata de abordar el complejo problema de los residuos con criterios de costo beneficio de efectos dispares, en donde los insumos o componentes pasan de ser un valor de uso a un valor de cambio.[x]
La base han sido los residuos sólidos urbanos, que en general a nivel municipal, recolectan y seleccionan insumos que contienen metales y minerales procesados y que una vez completado el ciclo de vida, se vuelven un recurso de reutilización, reúso o reciclaje y que incorporan un nuevo valor en artículos y productos diferentes y necesarios, la fundición en hidrometalurgia con procesos ambientales controlados implica ahorros de energía y agua positivamente utilizado. Otro sector ocupado en esta naciente minería urbana, son los residuos de manejo especial, que ostentan los eléctricos y electrónicos, que derivados de la obsolescencia programada de productores y consumidores, reemplazan en cortos plazos de uso, estos artefactos que al no reutilizarse los volúmenes de minerales como, cobre, oro, plata, zinc, cobalto, aluminio, etcétera, generan en los vertederos o rellenos sanitarios, gases de efecto invernadero, transformados en basuras en lugares abandonados.
En estos productos de la minería urbana mencionados, se intenta revalorizar residuos, estimulando el reciclaje o reúso en nuevos productos, contribuyendo con ello, además, a separar las cadenas productivas de las materias primas vírgenes los cuales día a día evidencian su escasez y deficiencia.
La minería marina
El gobierno mexicano ha otorgado varias concesiones mineras en su mar territorial y la zona exclusiva económica de su territorio a fin de explorar y explotar minerales de los fondos marinos. Es necesario recordar que la Conferencia de Derechos del Mar del siglo pasado, señaló lineamientos para eventual y futura explotación de los nódulos polimetálicos de los fondos marinos de altamar, con el objetivo de evitar y prevenir la contaminación de los recursos pequeros y marinos de tanta utilidad para la alimentación de la humanidad.
Estas concesiones nacionales, se refieren a las de Baja California Sur, denominado como proyecto San Diego y las del estado de Chiapas, en donde de las ocho concesiones otorgadas en el mar, destaca la minera canadiense “Blackfire Exploration México”, que contempla 570,000 hectáreas para explotar magnetita, titanio, fosfatos y hierro.
El proyecto San Diego, que extrae fosfato del fondo oceánico, ha enfrentado por los daños que ocasiona a la actividad pesquera, las reclamaciones y demandas de las cooperativas, pues la extracción de roca fosfórica contamina abundantemente la fauna de esa región.
Estos dos ejemplos de la minería marina mexicana expresan la tendencia actual de avanzar la explotación extractiva en los fondos oceánicos y marinos, clasificada como última frontera virgen del planeta y que los recursos terrestres no serán suficientes para la demanda de metales y minerales antes señaladas, útiles a las nuevas tecnologías (celulares, tabletas, pantallas, computadoras, chips, microchips, etc) que utilizan en grandes volúmenes, cobalto, zinc, litio, níquel y otros.
Ante esta emergente minería y la finitud y limitación de los recursos naturales, las metodologías de la economía circular juegan en perspectiva potenciales efectos a considerar en la minería de México.[xi]
Conclusiones
La economía circular aplicada a gran escala en la minería representa una evolución necesaria y estratégica para enfrentar los retos del siglo XXI. Frente a la presión global por reducir las emisiones, proteger los ecosistemas y transitar hacia un modelo de desarrollo sostenible, estas iniciativas demuestran que es posible transformar una industria intensiva en recursos y residuos, como minería, en un motor de innovación, sostenibilidad y bienestar social.
Casos como los de Aceros AZA, Ecocitex y Arrigoni Ambiental NFU evidencian que, con voluntad política, alianzas estratégicas y tecnologías adecuadas, la economía circular puede implementarse con éxito incluso en sectores complejos como la minería. Estas experiencias deben ser replicadas y ampliadas, también en otros países de América Latina, donde el potencial de transformación es inmenso. En definitiva, la circularidad no es una utopía, sino una oportunidad concreta para redefinir el desarrollo desde la sostenibilidad.
Finalmente, es importante reconocer que la implementación de la circularidad en la actividad minera requerirá un ecosistema colaborativo entre todas las partes interesadas, e implementar las políticas públicas de manera progresiva, promoviendo cambios en la cadena de valor de la minería, se debe abordar la valorización y/o inertización de los residuos mineros como eje estratégico para la investigación, desarrollo, innovación y emprendimiento.
Bibliografía
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Bustamante Álvarez, Tomás, La minería en Guerrero y sus impactos ambientales y sociales, tres grandes mineras: capela, los filos y la media luna, México, Comunidad Científica, 2023.
Cárdenas, Jaime, “La minería en México: Despojo a la Nación”, Cuestiones Constitucionales. Revista Mexicana de Derecho Constitucional, 2013.
Cisterna Luis y Moreno Luis, Agua de Mar en la Minería, Chile, Masters Ril editores, 2021.
Cisternas Luis et al., Economía Circular en Procesos Mineros”, Chile, Masters Ril, 2023.
Coll Hurtado, A., La minería en México: Geografía, Historia, economía y Medio Ambiente, México, UNAM, 2002.
Gimeno Preza, María Concepción, Derecho y cambio climático, España, Aranzadi.
Leff, Enrique, Racionalidad Ambiental, 2a. ed., Mexico, Siglo XXI Editores, 2021.
Serratos, Francisco, Ecotopías, México, UAM, 2025.
Witker, Jorge, Derecho minero, México, UNAM, 2021.
[i] Gimeno Preza, María Concepción, Derecho y cambio climático, España, Aranzadi, p. 224.
[ii] Tales países generan globalmente cerca de 50% de gases de efecto invernadero.
[iii] Bustamante Álvarez, Tomás, La minería en Guerrero y sus impactos ambientales y sociales, tres grandes mineras: capela, los filos y la media luna, México, Comunidad Científica, 2023.
[iv] Cisternas, Luis et al., Economía circular en procesos mineros, Chile, Masters Ril, 2023, pp. 50-51.
[v] Ibidem, p. 70.
[vi] Periódico La Jornada, México, Sección Económica, 15 de octubre de 2024.
[vii] Arrigoni Ambiental NFU, Economía circular, a gran escala: tres ejemplos de valorización a partir de residuos de la minería en Chile. https://arrigoniambientalnfu.cl/economia-circular-a-gran-escala-tres-ejemplos-de-valorizacion-a-partir-de-residuos-de-la-mineria-en-chile/
[viii] Idem.
[ix] Dolfer Julca Zuloeta, Economía Circular en la Minería, Perú, CEPAL, 2023. https://www.cepal.org/sites/default/files/news/files/04._dolfer_julca_1.pdf
[x] García Dolores y González, Manuel, Recursos geológicos una perspectiva mineral y ambiental, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, 2024.
[xi] Núñez, Violeta, El capital rumbo al mar. Una nueva era minera: minería marina, México, ITACA-UAM, 2020.
Hechos y Derechos, vol. 16, núm. 87, mayo-junio de 2025, es una publicación bimestral editada por la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México, por medio del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria, C.P. 04510, Ciudad de México, Tel. (52) 55 56 22 74 74, http://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/hechos-y-derechos. Editor responsable Imer Benjamín Flores Mendoza. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo núm. 04-2014-052217121400-203, otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, ISSN (versión electrónica): 2448-4725. Responsable de la última actualización de este número: Coordinación de Revistas del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Ricardo Hernández Montes de Oca, Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria, C. P. 04510, Ciudad de México, fecha de la última modificación: junio de 2025.
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